CRITERIOS DE VERDAD

domingo, 17 de octubre de 2010

El epistemólogo analizaba las teorías en función de la belleza que tuvieran sus enunciados y sus hipótesis y por eso rechazaba todos aquellos conocimientos que aunque verdaderos, no convergieran en este paradigma. Así inventó el criterio estético: sólo es verdad aquello que aporta belleza al mundo.

CAZA DE BRUJAS

Los posmodernos habían terminado por relativizarlo todo, al punto de alcanzar también los saberes, que crecieron desmesuradamente y se modificaron aprovechando el impulso que daban las nuevas tecnologías inventadas por el hombre.
Entre todos ellos, las ciencias empíricas eran los saberes que más a salvo parecían estar, ya que la evidencia convencía a cualquier incrédulo. Si bien tenían que ceder cada tanto ante un nuevo paradigma, se mantenían más o menos constantes en cuanto a sus hallazgos. El problema real lo tenían las otras ciencias, las que se forman a partir de la experiencia humana y que muchas veces depende de la subjetividad por más intento positivista por enmendarlas. Por eso se crearon las fuerzas intelectuales de seguridad.
Estas fuerzas fueron impulsadas por las universidades de mayor prestigio, que entrenaban voluntarios para mezclarse entre el resto de las mentes —formadas o en formación— no solo para corregir errores, sino también para vigilar que no volviesen a cometerse. Así, se hacían pasar por tus amigos, profesores o compañeros de trabajo, y si te encontraban en una infracción —recordar inexactamente una fecha, un nombre, un lugar; interpretar erróneamente una teoría o hacer una pregunta necesaria como por qué algo debe ser de determinada manera, o apreciar cierto tipo de arte o enriquecer el uso de una palabra, etcétera—, ellos arremetían con el dato correcto y preciso, citando de memoria los textos que apoyaban sus posturas, diciéndote en resumen, que tu duda ya había sido respondida por alguien, que deberías saberlo, y que tu gusto por determinado arte era un paso en una dialéctica que te llevaría a la apreciación del Arte Verdadero, etcétera. Eran argumentos tan efectivos como las armas, ocultos debajo de una crítica que al final era puro dogma, y la justificación de un cierto beneficio para la humanidad.
Por supuesto que había resistencias. Entre nosotros —los que la errábamos, nos equivocábamos, disfrutábamos con cosas que quedaban fuera de las academias y universidades, o nos comíamos las eses y decíamos “haiga” en lugar de “haya” y todas esas cosas—, el saber estaba pegado al vivir y no era algo sacrílego que había que mantener intacto, casi virgen. Para eso estaban los libros. Nosotros considerábamos que si la historia se escribe a medida que se hace y si el arte es expresión y el lenguaje nos sirve para comunicarnos o para mentir, cualquier uso o interpretación es válido. Pero ellos también eran tenaces. En la televisión y en la radio realizaban capturas masivas y nos ponían en el centro de la burla. Y la gente celebraba estas cazas de brujas, incluso, los que creíamos que eran de los nuestros.

FRIVOLIDAD METAFÍSICA

De vez en cuando, me dicen, la vida se viste y viene a buscarte. Yo me digo a mí misma que hoy no. Hoy no tengo qué ponerle a mi alma.

UNA VIDA

Compulsivamente ordenaba todo. Lo que ganaba y lo que perdía y lo anotaba en papeles que ponía en frascos. Hacía un balance diario de todo mientras transcurría su vida. No solo anotaba objetos tangibles, también ponía los nombres de las personas, las ideas, los proyectos, las palabras. Los frascos en los que había cosas que ganaba fueron aumentando hasta que pasó la mediana edad, donde inesperadamente empezaron a aumentar los otros.

EL SUPERHOMBRE

martes, 5 de octubre de 2010

Si algo odio de los superhéroes es que representan la idea del superhombre de Nietzsche. —Y odio a Nietzsche—. Porque en ambos casos se trata de un ser extraordinario —es decir, inusual, fuera de lo común—, cuya diferencia, en resumen, radica en la invulnerabilidad de algún aspecto de su ser. En el caso de los Superhéroes no sienten el dolor o son inmunes a las balas o pueden volar o tienen fuerza extrema para enfrentar y resolver las adversidades, y de allí desprenden como por arte de magia valores como el altruismo, heroísmo, audacia, coraje, poder y su única dificultad radica en ocultar su personalidad —por lo que la mayoría son esquizoides— o mantener a su reducido grupo de amigos o amantes protegidos, ya que suelen ser su único punto débil. En el caso de Nietzsche, se trata de un hombre superior cuya inteligencia y predisposición humanas le vuelven prácticamente imposible cualquier contacto real con algún otro, pero este sacrificio es compensado con la idea de que está llamado a ser líder, que salvará a los demás por una acción extrema, externa y radical, transformando el mundo para mejor.
Tanto los superhéroes como el superhombre son seres que luchan solos y no contraponen su sistema de valores a juicio porque ambos tienen una extrema lucidez y conocimiento sobre el bien y el mal.

ADIVINACIÓN

Consultó a una vidente acerca de si debía hacer un viaje y ella le dijo que los arcanos le habían hablado, indicándole que sí, que debía viajar. Entonces empacó sus cosas y se marchó.
Empezó discutiendo con el taxista, llegó tarde al aeropuerto y la subieron a un avión de reemplazo de la aerolínea, porque el que le asignaron al otro día tuvo un desperfecto antes de despegar. Perdió la reservación en su hotel y tuvo que mudarse a otro que lindaba con una villa. Después de una noche de tragos lugareños, se equivocó de camino y la emboscaron, secuestraron, pidieron a cambio todas sus pertenencias y la abandonaron en otro pueblo, no sin antes recibir golpes y vejaciones. Sin documentos, no la dejaron abordar otro avión para regresar. La policía le dijo que fuera paciente y cuando se marchó del cuartel, a apenas tres cuadras del lugar, quedó en medio de un tiroteo del que terminó recibiendo un balazo. Se despertó en un hospital, rodeada de desconocidos y con un riñón menos. Consiguió regresar cinco meses después.
En cuanto bajó del avión, volvió a la casa de la vidente para insultarla por tan bizarra lectura. La vidente le respondió que ella era apenas una intermediaria y que si los arcanos la habían impulsado en esa dirección, era porque ése era el mal paso que debía dar y que ahora, su vida cobraría un sentido completamente distinto.